Últimamente no doy ni una. Voy escogiendo series por actores que me gustan y me estoy pegando unos planchazos que pa qué. Me han ido fallando consecutivamente Kevin Costner, Ricardo Darín y ahora mi Coronado. No sé si es por ese corte de pelo poco favorecedor (con el melenón que luce siempre mi José, por favor) o por el desagradable rictus constante que acompaña al personaje o porque cada vez hace menos de duro y más de moñas, la cosa es que me he pegado el enésimo chasco.
En principio la serie no tenía mala pinta. Es la típica historia de familia rica, con un padre poderoso vinculado al mundo de la prensa y con unos hijos que entran dentro de lo que cabe esperar del pijoterismo progre. La verdad es que tanto los personajes como las situaciones son bastante reconocibles: la pija podemita, el periódico de cabecera del Gobierno, los juegos de poder, los rifirrafes entre los socios de Gobierno, los chanchulleos que se traen entre políticos y medios afines, los chantajes, las cloacas, el Villarejo de turno... en fin, nada que no sepamos o no nos imaginemos a estas alturas después de haber visto pasar por delante de nuestras narices litros y litros de mierda durante décadas.
Pero lo que raya bastante es la parte sentimental, de verdad, ahí se han pasado siete pueblos. Qué desastre de gente. La vida amorosa de los pijos estos es para un manual de psiquiatría, no hay ni uno medianamente normal. Hay escenas realmente sonrojantes, y yo añadiría que francamente innecesarias. Hay una concretamente en la que pasé tanta vergüenza ajena que tuve que taparme los ojos. Concretamente cuando el marido de una de las hijas se pilla una paporra y se pone a cantar todo ciego "Devuélveme la vida" y llega la señora, agarra otro micro y se pone a cantarla con él marcándose un Pimpinela de aquí te espero. Me quería morir del puro bochorno. No sé de quién habrá sido la idea pero yo le diría a Carlos Montero, artífice del engendro, que este tipo de delirios están bien para echarse unas risas fumando unos canutos pero no para una trama pretendidamente seria.
El que sí que me ha encantado ha sido Salva Reina en el papel de villano malo malísimo. Acostumbrada a verlo siempre en papeles cómicos, me ha sorprendido muy gratamente en esta faceta de bicho frío, calculador y sin entrañas. Ya lo he dicho otras veces y me reafirmo, creo que es un pedazo de actor y que está muy desaprovechado. Una vez más Salva se salva.
Y otra cosa que me ha hecho mucha gracia es la mala leche que se gastan. Lo del alter ego de "Podemos" es de un maquiavelismo magistral. Los pobres van elección tras elección patrás como el cangrejo y estos con todo el cachondeo van y les ponen "Avanzamos". Jajajajaja, qué jodíos. Vaya panda de cabrones los que escriben los guiones.
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