jueves, 19 de diciembre de 2024

Si lo hubiera sabido (Serie), by Ece Yörenç

He visto por ahí a bastante gente cabreada por el hecho de que la serie transcurra en Sevilla y nadie hable andaluz, lo cual es cierto que llama la atención, para qué nos vamos a engañar. Es difícil encontrar una pandilla en Sevilla donde no haya más que uno que hable sevillano, y el resto, aunque se supone que todos son nacidos y criados en Sevilla, hablen un perfecto vallisoletano. Eso sí, que no falte un negro, un argentino o un chino. Y al argentino que se le note bien que es argentino y no uruguayo. En fin, cosas de estos tiempos decadentes.

Dicho esto tengo que decir que a mí no me ha parecido en absoluto una serie tan mamarracha como a la mayoría de la gente. Puedo asegurar que he visto cosas bastante peores, sin ir más lejos la última que me tragué antes de esta, "Mar de plástico", que esa sí que es mala de verdad con agonía.

En esta por lo menos me he reído, y le reconozco un cierto esfuerzo argumental. Las historias estas de viajes en el tiempo no son fáciles porque hay tantos flecos por todas partes que ya de por sí que cuadren los hechos tiene bastante mérito. Y en esta, dicho sea de paso, no hay demasiadas trampas de guion y la resolución me ha gustado. Y es cortita, que también eso cuenta a su favor.

Además me lo he pasado muy bien con Miquel Fernández y con Salva Reina, que me parecen pedazo de cómicos. El personaje de Fernández, obviamente muy caricaturizado, tiene un gracejo especial interpretado por él. Da hasta ternura, a pesar de lo sinvergüenza que es. Bueno, reconozco que tengo debilidad por Miquel, y aunque es la primera vez que lo veo en una comedia me ha convencido totalmente. Pensaba que era muy buen actor dramático y le he visto una vena cómica muy interesante. Y de Salva Reina qué puedo decir, que me parto el culo con él. Es un actor muy desaprovechado, porque como su propio nombre indica él solo te salva una escena. La ocasión la pintan calva, mi enhorabuena pa Salva.

Bueno, en definitiva, que no suelo hacer críticas positivas pero en este caso, en vista de la cantidad de gente que pone a parir este producto, en mi opinión injustamente, voy a hacer una excepción y le voy a dar un aprobado a la señora Yörenç. Qué coño, un día es un día. 


miércoles, 11 de diciembre de 2024

Mar de plástico (Serie), by Norberto López Amado

Hacía mucho tiempo que no veía una serie tan horrorosamente mala. Mala desde todos los puntos de vista que se puedan comentar. Guiones demenciales, interpretaciones horripilantes, personajes absolutamente esperpénticos, topicazos al por mayor, diálogos para echarse a llorar o a reír o todo a la vez. De verdad, es que no se salva nada.

Un pueblo de Almería en el que hay más colectivos étnicos que en Nueva York: el colectivo calé, el colectivo magrebí, el colectivo subsahariano, el colectivo ruso, el colectivo serbio, el colectivo rumano, el colectivo choni, el colectivo nazi, el colectivo autóctono (probablemente el menos nutrido)... en fin, un crisol de culturas que ríete tú de la fauna neoyorkina.

De las interpretaciones para qué vamos a hablar. Es difícil escoger la peor, pero por mencionar alguna que se salga del parchís pongamos la de Jesús Castro, un tipo guapérrimo donde los haya, pedazo ojos, pedazo mirada. Y ya está, no pidas más. Mucho poner morros, mucho mirar fijamente y mucho pegar puñetazos. En todas las escenas, en todas igual, como un deja vù permanente.

Y de Rodolfo Sancho qué decir. Digno hijo de su padre. Un Curro Jiménez 3.0, corregido y actualizado. El vengador, el justiciero, el incorruptible. Con su faz inmutable, su andar varonil, su aroma de hombre de verdad. Y claro, tal que le pasaba al padre, que allá donde va la tensión sexual se dispara y se disparata. Con quién? Pues con todas, para qué nos vamos a complicar. Con la viuda del amigo, con su compañera guardia civil, con la rusa... en definitiva, con toda hembra situada en 25 kilómetros a la redonda. Ese macho es muy macho, le sale la masculinidad por la pantalla, es normal que a las señoras les haga palmas el sisilisco, pero la verdad es que se han pasao siete pueblos. 

Luego están las subtramas amorosas, familiares y vecinales, que ocupan el 95% de cada capítulo. Porque en realidad el crimen con el que empieza la serie es una mera excusa para que nos traguemos horas y horas de argumentos laterales: el lío de Rodolfo con la viuda del amigo, el lío de Jesús Castro con la negrita, el lío con la amiga choninazi, los enredos de la rusa, el rollo de la guardia civil gitana con su familia, la trama serbia... De verdad, pereza máxima. 

Por cierto, hablando de la familia gitana, de verdad hacía falta sacarlos todo el tiempo cantando, bailando y tocando las palmas? Y a la madre de la guardia civil gipsy haciendo canastos, por favoooooor, rollo gitana canastera. Y al patriarca con el sombrerito. Y la casa llena de sillas de enea, de rejas y de vírgenes. Han tirado de todos los tópicos habidos y por haber, es que no les ha faltado ni uno.

Es muy probable que te olvides constantemente del hilo central porque como mucho lo retoman en los cinco minutos finales de cada capítulo, que es que ya ni te acuerdas de lo que estabas viendo. Es obligado revisar todo el tiempo el resumen de los capítulos anteriores porque es imposible acordarse de todos los líos que te cuelan por medio.

Y si te parece que la primera temporada es enreosa y no hay por dónde pillarla ya ni te cuento si le echas ovarios y sigues viéndola, porque el embrollo inicial se queda en un juego de niños al lado de lo que está por venir. Y las fiestas de los gitanos son un no parar. Y aquí ya se hace ojitos todo el mundo sin mirar color, sexo, procedencia, religión ni estatus. Un follón de padre y muy señor mío. 

En definitiva, te pierdes entre subtramas y tantos líos de camas. Por mi parte le echo la cruz a Norberto López Amado, principal responsable del engendro y paso de ver ninguna cosa más que lleve la firma de este señor. Con esto he tenido bastante.

viernes, 8 de noviembre de 2024

La última noche en Tremor (Miniserie), by Oriol Paulo

Sinceramente, después de haberme tragado la serie entera, algo así como quinientas mil lluvias de peces, tormentas atronadoras, lámparas que se mueven, ventanas que se abren, vallados que se rompen y señoras que entran en la casa ensangrentadas, tengo una extraña sensación de tomadura de pelo que intentaré explicar al final.

Antes quisiera hacer algunas puntualizaciones con respecto al papel del protagonista, interpretado por Javier Rey. Realmente era necesario ese pelo de loco, esa barba de náufrago, esa pinta de guarro que parece no haber visto una ducha en cinco años? Y si el aspecto es deplorable no hablemos ya cuando el tipo abre la boca, con ese tono susurrante intensito con el que se pasa toooooda la serie dando la matraca con sus visiones, sus lloriqueos y sus neuras. La verdad, prefiero a la bruja Lola, que lo que predice mola.

Para más inri aparecen de repente sus hijos, y el colega pasa de ellos tooooodo el tiempo como de la mierda. Los deja solos constantemente, a pesar de que está convencido por sus premoniciones de que va a suceder una tragedia de un momento a otro. Pos nada, que si podéis meteros en esa cueva mientras me fumo un cigarrito, que si me voy por la noche a la casa de los vecinos y dejo a los nenes durmiendo en el probable escenario de un crimen, que si en mitad de una fiesta en el pueblo me pongo a perseguir a un posible sospechoso y dejo a los chiquillos tirados que ahí se las apañen. 

Y a todo esto, la madre cada vez que llama para hablar con los niños no solo no se ponen porque no están con el padre, sino que el tío empieza a desvariar como un auténtico psicópata, y la madre en lugar de agarrar las maletas y venir corriendo a separar a sus hijos de semejante chalado se pira a Grecia tan ricamente y de vez en cuando le echa la bronca al señor por teléfono por no ocuparse de los niños. Pobres criaturas dejadas de la mano de Dios.

En fin, a mí la que me ha gustado de verdad es Nora Navas, que hace de madre architarada del pianista marrano. La tía está genial en su papel, las cosas como son. Bueno, si exceptuamos la escena en la que se la ve en el psiquiátrico ya de señora mayor hecha un auténtico espantajo, que parece recién salida de una fiesta de Halloween pasada de vueltas. Pero eso no es culpa de ella sino de quien ha perpetrado ese maquillaje abominable, con la más que probable connivencia de Oriol Paulo, responsable último del engendro.

Hablando de fiestas pasadas de vueltas, muy fuerte el capítulo dedicado a Ana Polvorosa. También era necesaria esa subtrama que ocupa un capítulo entero sin aportar absolutamente nada al misterio principal?

Y además no entiendo muy bien el concepto general de la serie. Si tú tienes unas visiones en las que muere hasta el apuntador qué coño haces que no te piras de ahí desde el minuto uno? Y aún más, no solo no te piras sino que te traes a tus hijos y los dejas solos tooooooodo el rato, pese a que el chiquillo encima padece una especie de ataques en los que se queda totalmente traspuesto. Pero qué clase de padre es el sujeto este? 

Y luego, para terminar, está lo de Guillermo Toledo. Su personaje es un trasunto del propio actor, borde a más no poder, de hablar chulesco y constante tono de superioridad moral, en definitiva, un tipo muuuuy antipático que cae como el culo. Lo cual me lleva inevitablemente a spoilear.

No se intuía quién era el malo?



viernes, 1 de noviembre de 2024

La pareja perfecta (Miniserie de TV), by Jenna Lamia

Estamos ante la tropegésima serie sobre lo desgraciados que son los ricos y lo obligados que se ven a beber como cosacos y drogarse como cerdos para soportar sus terribles penurias vitales.

En este caso una Nicole Kidman carente por completo de expresividad facial es la protagonista de una historia de ricos que lo pasan fatal todo el tiempo. El que peor el marido, que es el doble de Jorge Javier Vázquez con unos cuantos kilos menos y unos centímetros de altura más, y que se pasa toda la serie con un vaso de whisky en una mano y con un porro en la otra, a pesar de lo cual mantiene sorprendentemente una envidiable verticalidad. También mantiene una dicción más que correcta para lo que se mete entre pecho y espalda, y una memoria prodigiosa. Me tomo yo dos copas de verdejo y al día siguiente no me acuerdo ni de mi nombre, y el tío este se zampa las botellas de whisky de cuatro en cuatro y luego recuerda perfectamente hasta el más mínimo detalle de lo que hizo y dejó de hacer, con una lucidez que ya la quisiera yo pa mí incluso en sobriedad total.

La pareja perfecta es desde el principio un meme. Ella se acuesta y se levanta con el mismo peinado, sin que se le mueva un solo pelo de sitio. Él con el copazo parriba y pabajo. Y los hijos y las nueras una panda de memos a cuál más desnortao.

Ya se harta una de tanto pego. Estoy hasta el moño de ricos sufrientes, alcohólicos, drogadictos y chiflados. Tiene que ser horrible vivir en una mansión con una piscina maravillosa y vistas al mar, tener una salud de hierro, cocineros, criados que recogen al minuto los pedazos de las cosas que tú rompes. Tener todo el tiempo del mundo para divertirte, viajar, ir a fiestas, bailar, navegar, hacer surf, jugar al golf, leer, mirar las musarañas, meditar... Qué horror, se me ponen los pelos como escarpias de pensar en una vida tan espeluznante.

Yo le diría a Jenna Lamia, creadora del engendro en cuestión, que se ha pasado un pelín de vueltas. No he leído la novela en la que se basa la serie, pero dudo mucho que los personajes den tanta grima en el libro como en la pantalla. Y si lo dan no me explico cómo ha llegado a convertirse en superventas.

En fin, solo puedo decir lo mismo que siempre que veo un producto de este estilo que tanto invita a arrojarse gustosamente en brazos de la pobreza: qué duro es ser millonario y sufrir tanto a diario.


sábado, 26 de octubre de 2024

El nudo (Serie de TV), by Jordi Frades

Jordi Frades es el padre de series de tremendo éxito como "Isabel" o "La señora", por lo que se le presupone un saber hacer que, en mi opinión, no se demuestra en este trabajo.

Para empezar tengo que decir que todo gira en torno a una historia de amor que da una pereza máxima. Ya sabemos que todas las historias de amor se parecen, y si son clandestinas se parecen todavía más, pero esta en cuestión es una catarata de lugares comunes que, para más inri, se repiten constantemente en cada episodio, que podrían matar de aburrimiento a una cabra.

- Ay, me siento fatal, esto no puede ser.

- Sí, tenemos que dejarlo, no nos estamos portando bien.

- Pero es que no puedo, es superior a mí.

- Yo tampoco.

Y nada, otro polvo. Donde toque, en un baño público, en la cocina de la casa, en el pasillo, en el despacho....

Y esto un día y otro y otro y así toooooooodos los días el mismo plomazo.  De hecho, juro que estuve a puntito de potar con las babas de ese par.

Y luego, lo más flipante de todo. En la Universidad más cotilla de España, donde todo el mundo se pasa el día espiando a todo el mundo y chismorreando sobre lo que hace el vecino, resulta que nadie se dio cuenta de que estos dos pelmazos estaban enrollados. Nadie perdía comba de nada, pero la parejita en cuestión se pasaba los días echándose miraditas lánguidas y sobándose por los rincones... sin que ninguno de los chismosos del lugar se percatara lo más mínimo.

Eso sí, luego estaban al tanto de la calle de cualquier cosilla, de unas ojeras, de una discusión, de que a uno se le cayó un papel, de que la otra se cambió de bolso, de que esa silla estaba movida, de que a la rectora le faltaba un pendiente... Pero de un rollo amoroso de meses sin ningún disimulo nasti de plasti. Vengaaaaaa, hombreeeeeee!!

Por contra muy superfan de la pareja Miquel Fernández y Cristina Plazas, esa pasión vengativa llena de furia y mala leche me ha encantado. Aparte de que sus personajes me parecen mucho más interesantes, el trabajo actoral de ambos es muchísimo más notable que el de Verbeke y su partenaire, que son dos huevos sin sal tanto en interpretación como en química sexual, totalmente nula.

Tengo que decir que en mi opinión Cristina Plazas hace un papelón, y que ella sola levanta la serie. Bueno, y el comisario Godoy, que no me acuerdo del nombre del actor, que está genial. Pero es que ella tiene el mérito de hacer frente a un personaje con el que los guionistas juegan perversamente hasta convertirlo en imposible, y solo ella consigue salvarlo y hacerlo grande.  Y esto me obliga a espoilear.

Spoiler. -  Ese giro de guion que dan de repente en torno al octavo episodio, en el cual, sin explicación ninguna, la ingenua rectora interpretada por Plazas de repente se convierte en una verdadera arpía, una bruja clasista y ególatra que hasta el momento estaba escondida tras un alma cándida, eso carece absolutamente de credibilidad narrativa. Lo siento, pero no.

Aunque claro, era imprescindible para hacer medianamente tragable el desenlace, que pretende ser sorpresivo pero que no deja de hacer aguas por todas partes.  Esa supuesta locura que nadie, absolutamente nadie, había sospechado jamás que pudiera existir porque no había ni un solo indicio. Y ya ni comentar el guiño de la rectora en la escena final: "Y si hubiera sabido en todo momento lo que estaba haciendo??" Por favooooooorrrrr!!

domingo, 13 de octubre de 2024

Rapa (Serie de TV), by Jorge Coira y Fran Araújo

Teniendo en cuenta que me encantó "Hierro", la serie anterior de Coira y Araújo, empecé a ver esta con muchas expectativas, y eso de entrada ya es malo, porque la decepción está casi asegurada.

Con todo y con eso no ha sido tanta, tengo que reconocer que me ha gustado bastante. Y buena parte del mérito lo tienen Javier Cámara y Mónica López, que me han encantado como pareja detectivesca. 

Puedo no creerme del todo esa historia entre ellos, porque ni sé ni quiero saber cómo debe de ser tener una enfermedad como la ELA, pero me gusta el solo hecho de crear un personaje que se salga de los cánones de siempre. No sé, puestos a escoger una enfermedad, el cáncer o el Alzheimer están muy vistos, y por desgracia todos tenemos a alguien cercano en esas situaciones. Elegir la ELA como tortura vital del protagonista me ha parecido un gran acierto. 

Me gusta también que casi desde el principio el espectador sepa la identidad de los culpables. Se trata sobre todo de ver cómo descubren ellos la historia y cómo pueden demostrar los hechos. No hay, por tanto, giros de guion demenciales ni nada especialmente sorprendente, algo muy de agradecer teniendo en cuenta la abundancia de locuras varias en la ficción seriada actual, tanto nacional como internacional.

Eso sí, lo que es creíble mientras el tipo está medianamente bien deja de serlo cuando la enfermedad se pone peor, conforme van pasando las temporadas. Porque ver a un tío que al final va en silla de ruedas, que apenas puede moverse, que tiene problemas para tragar y a veces hasta para respirar, intentando resolver crímenes, es un tanto inverosímil, la verdad.

También cuesta bastante creer la evolución del personaje de Cámara. Un tipo condenado a muerte con una enfermedad terrible que no tiene nunca ni una palabra de agradecimiento hacia la persona que lo está cuidando sin ser ni de su familia ni su pareja, más bien al revés, tratándola con la punta del pie y hasta despreciándola. Por no hablar del trato vejatorio constante hacia la asistenta-enfermera que le cambia los pañales.  No se explica una cómo la señora no coge la cafetera y se la estrella al caballero en la cabeza. En fin, que tienen ganada la gloria las mujeres de esta historia.

Spoiler. Eso sí, lo de las mujeres criminales que caen bien porque a fin de cuentas sus víctimas eran unos auténticos hijoputas hay que hacérselo mirar, chicos.  Es que me he tragado la serie enterita y en todas las temporadas es el mismo patrón: una asesina que cae de puta madre y el asesinado siempre es un cabrón, aunque de distinto pelaje. Violadores, maltratadores, explotadores o cerdos asquerosos. 

Oigan, que también debe de haber asesinas miserables e hijaputas y hombres que son víctimas inocentes. Un poquito de por favor, que el feminismo se nos está yendo de las manos.

sábado, 7 de septiembre de 2024

Los Galindos, toda la verdad (Miniserie documental), by Pepa Sánchez Biezma

Llegué a este documental de forma natural tras ver la serie "El Marqués", que despertó en mí la curiosidad por saber más de esta historia. Y efectivamente pude comprobar, como sospechaba, que la tesis que se plantea en la serie procede directamente de esta versión, que a su vez está inspirada en un libro publicado por el hijo del señor marqués.

Para empezar tengo que decir que hay dos cosas que me han rayado bastante:

1. La chapucera aplicación de Inteligencia Artificial que han usado para poner en movimiento las fotografías de los difuntos. Por favor, no me lo puedo creer. Que alguien use esa aplicación para las fotos de sus muertos tiene un pase, porque algo consuela. Los ves reírse, mover las cabecitas, en fin, se puede comprender, somos humanos. Pero que un documental con pretensiones mínimamente serias recurra a una técnica tan sumamente pobre para dar vida a los asesinados parece más una broma macabra que otra cosa. No quiero pensar a quién se le pudo ocurrir, pero es para deportarlo al fin del mundo.

2. El testimonio directo del hijo del marqués, o sea, del autor del libro. El tipo es un auténtico huevo sin sal. No tiene entonación, la mayoría de sus comentarios son francamente pueriles: "mi madre era muy guapa, no es porque sea mi madre; mi madre hacía muy buenas obras, no es porque sea mi madre; mi padre tenía sus cosillas, pero era muy simpático; tenía mucho genio, pero sus amigos lo querían un montón". A ratos, escuchando a este señor, se le olvida a una que estamos hablando de un asesinato múltiple. Pero qué necesidad había??

Sinceramente, si yo hubiera sido Sánchez Biezma, la directora, no lo habría sacado. Está ahí la maravillosa voz de Víctor Clavijo, el narrador de la historia, que perfectamente hubiera podido reproducir también las palabras del marquesito junior. Y esto hubiera dotado de mayor consistencia a la teoría que se plantea, que por lo demás es totalmente plausible.

Por tanto, sobran los meneítos de cabeza de los pobres difuntos provocados por una primitiva aplicación de IA, y sobran las intervenciones del marqués. Salvo que Sánchez Biezma lo haya puesto ahí a propósito para demostrar lo vacuo e insustancial de la aristocracia. Aunque esto no tiene mucho sentido cuando lo que estás rodando es un documental sobre unos crímenes y tratas de resolver las dudas que pueda haber sobre su autoría. Ya si eso puedes rodar en el futuro otro documental sobre la nobleza española y sacas al sinsustancia este hablando de lo guapa que era su mamá la marquesa.

En fin, la cuestión es que eso desluce en cierta manera este trabajo. Y la forma en la que está estructurado también es discutible. Porque hay dos capítulos dedicados a relatar la historia de los muertos y de sus familias, y luego otros dos, como si fueran hechos aislados, en los que ya entra en los tejemanejes del marqués y del administrador, en los turbios asuntos que pudieron dar lugar a los crímenes. No hay una conexión clara, por un lado van los muertos y sus vidas y por el otro lo que se estaba cociendo detrás, cuando la realidad es que todo estaba conectado y lo uno no tiene sentido sin lo otro.

En definitiva, que en mi opinión el documental se salva porque la historia es apasionante, porque hay un tremendo misterio que no ha sido resuelto, y sobre todo, porque clama al cielo, tanta sangre derramada y todo ha quedado en nada.

domingo, 1 de septiembre de 2024

El Marqués (Miniserie), by José Ramón Ayerra, Begoña Álvarez Rojas

La serie narra los terribles acontecimientos ocurridos en el Cortijo "Los Galindos", sito en el pueblo sevillano de Paradas, en la década de los setenta. Bueno, en realidad narra una hipótesis sobre lo que pudo haber ocurrido, puesto que la verdad nunca ha sido esclarecida totalmente y hay muchas incógnitas al respecto. Las cosas pudieron haber sido como aquí se cuentan o puede que no tuvieran nada que ver con esta historia. Lo que sí es cierto es que había asuntos turbios en esa familia y que esta hipótesis tiene muchos visos de verdad.

Los autores, Álvarez Rojas y Ayerra, centran la trama en torno a uno de los personajes más potentes, el Marqués de Bahía, yerno del propietario del cortijo, pero realmente el protagonismo es bastante coral. Es cierto que Víctor Clavijo destaca en su magnífica interpretación del típico señorito andaluz (él junto con Paco Tous, que interpreta al rudo capataz de la finca, son lo mejorcito de la serie. Inolvidable la escena del enfrentamiento entre los dos, qué miradas, por favor!!) pero realmente el protagonismo está muy repartido.

Cierto que los estereotipos están muy marcados, puede que exageradamente, pero se me hace difícil representar a un señorito cortijero del franquismo de otra forma que no sea la del personaje chulesco, machista, embaucador y putero que interpreta Clavijo. En contraposición está el personaje del suegro, el dueño del cortijo, que es representado como un terrateniente andaluz pero también como una persona decente, con valores, preocupada por sus tierras y por sus trabajadores y poco dada a la especulación financiera. Por tanto no veo ese burdo maniqueísmo del que se quejan en algunas críticas.  En la serie hay ricos decentes y pobres impresentables,  pero todos ellos son un fiel reflejo de lo que era la mentalidad de la época.

Difícil imaginar a un señorito sin su bigote, su cigarrito en una mano, su vaso de vino o de coñac en la otra y su lenguaje soez. Si nos ponemos finos con esto tendríamos que afirmar que en "Los santos inocentes" había también muchos estereotipos, porque ni los señoritos podían ser más señoritos ni los sirvientes podían ser más sirvientes. Por desgracia esos personajes están fijados en la memoria patria porque reflejan una triste realidad y es prácticamente imposible representarlos de otra manera.

Lo que a mí me ha parecido es que la historia es verosímil, que el guion es solvente, que hay muy buenas interpretaciones (no todas, pero sí la mayoría) y que la serie está muy bien realizada.  A pesar de todo eso tengo claro que nadie puede saber fijo qué pasó en ese Cortijo. 

Por cierto, me agrada comprobar que no todo lo que producen Mierdaset y Unicorn es porquería y que son capaces, cuando se ponen,  de hacer algo digno. Grata sorpresa.

(Spoiler) 

Solo le pondría una pega, aunque importante. En el capítulo final esa escena absurda entre el Marqués y el periodista, en la que se le intenta dar un contenido político a la historia, sinceramente sobraba. Para mí ha sido una cagada gorda. Era necesario??

De todas formas estoy loca por ver el documental que ha servido de base al guion. No me lo pierdo.

viernes, 23 de agosto de 2024

En el nombre de ellas: El caso Kote Cabezudo (Miniserie documental), by Eduardo Mendoza

Supe de esta historia por una entrevista de Alex Fidalgo en su podcast a Melchor Miralles, el periodista que investigó la trama y que se jugó su prestigio profesional y su dinero, ya que produjo el documental con su propio dinero, siendo condenado inexplicablemente al ostracismo por la mayoría de medios de comunicación y por sus compañeros. Eduardo Mendoza y Gracia Solera son los responsables del guion y la realización, y han hecho un trabajo verdaderamente sobresaliente. Por fin, tras muchos avatares, Netflix se atrevió a emitirlo y esa valentía hay que agradecérsela. 

La historia va de un fotógrafo de San Sebastián, especializado en moda, que durante años abusó de las modelos con las que trabajaba, muchas de ellas menores de edad. Las chicas no sabían que usaba sus fotos y algunos vídeos que grababa sin ellas saberlo, en páginas eróticas o directamente pornográficas. Para más inri cuando ellas descubrían que esas fotos y esos vídeos circulaban alegremente por ahí, a menudo porque algún conocido se lo hacía saber, intentaban negociar con el tipo su retirada, le pagaban para conseguirlo, y el muy sinvergüenza se quedaba la pasta y encima no las quitaba de la circulación. Por todo ello el tal Kote Cabezudo, tras diez años de interminables avatares judiciales, una verdadera pesadilla para sus víctimas, fue condenado a 28 años de cárcel por delitos sexuales y por fraude y actualmente está en la cárcel.

Hasta aquí una triste historia más de un depredador sexual sin escrúpulos. Pero es que aquí hay otro componente que hace todo esto mucho más sórdido si cabe, y es que este tío estaba muy bien relacionado con el poder allá en su ciudad, San Sebastián,  y por estas relaciones el caso Cabezudo tuvo una trayectoria judicial vergonzante. La jueza que instruyó el caso puso todas las cortapisas imaginables, interrogó a las víctimas con una saña propia de los más abominables verdugos, puso en duda todas y cada una de sus declaraciones y dejó a las chicas casi más traumatizadas que el propio Kote con sus actos. Ni que decir tiene que ningún medio se hizo tampoco eco de lo que estaba ocurriendo.

Hablamos de más de veinte denunciantes cuyos testimonios ponen los pelos de punta. No sabemos cuántas víctimas más pudo haber que no se han atrevido o no han querido denunciar por X motivos. De lo que no cabe duda escuchando a estas chicas es de que había un modus operandi que se repetía con casi todas ellas, una forma de actuar que no es atribuible a una locura de amor pasajera, a una pasión incontrolable o algo así.

Que sí, que cuesta mucho entender por qué esas chicas seguían yendo a sus sesiones de fotos a pesar de los abusos, a pesar de que todas manifiestan su repulsión por lo que estaba pasando, de que han necesitado la gran mayoría ayuda psicológica para superar lo ocurrido y algunas no lo han conseguido, de que estaban asqueadas con el tipo y así lo repiten una y otra vez. Pero es que eran menores de edad, tenían entre 14 y 18 años, se habían sentido al principio atraídas por ese mundillo que podía llevarlas a la fama y se habían visto abocadas a esa situación muy poco a poco, y además algo común a todas ellas es que se sentían culpables por haber ido accediendo a actos que consideraban vergonzantes y que temían que llegaran a conocer sus padres y sus amigos. No tengo la menor duda de que su sufrimiento es real y de que son verdaderas víctimas de un cerdo desalmado.

Pero también entiendo que la justicia necesita pruebas. Soy una firme defensora de la presunción de inocencia y me alegro de vivir en un país en el que las acusaciones hay que demostrarlas. Y por desgracia muchas de las cosas que ellas denuncian son indemostrables judicialmente, tanto más al cabo de un montón de años. Por ese motivo de todos los cargos por los que el tipo fue acusado apenas fue condenado por un par de abusos, una violación, y algunos otros delitos menores como coacción, fraude, etc. Ni mucho menos por todas y cada una de las fechorías que cometió con todas ellas. Si así hubiera sido habría sido condenado a más de cien años, que era lo que pedía la acusación. Nuestro estado garantista le ha beneficiado en buena medida, pero aun así en la cárcel está. Eso sí, habéis oído hablar alguna vez de este caso??

Nos tiramos años machacados por casos mediáticos con el de la Manada, que fue solo una chica. No es que pretenda minimizarlo en absoluto pero no tiene mucho sentido que un caso con más de veinte denunciantes como este haya pasado desapercibido para la opinión pública. Meses y meses de bombardeo por un beso a una futbolista ante millones de personas, manifestaciones de repulsa de toooooodo el mundo que tenía algo que opinar... y alguien ha sabido algo de estas muchachas?? Da mucha rabia y mucha indignación esta doble moral.

Después de verlo queda una sensación amarga muy grande. Hace que una se pregunte cómo puede haber gente así por la vida, que solo piense en su propio placer, que no tenga nada de compasión, que además no tenga ni el menor cargo de conciencia. Porque estoy convencida de que ese señor siempre pensó y sigue pensando que él no ha hecho nada malo, que oye, las niñas iban allí porque querían, qué coño. En fin, para terminar solo me queda decir que... tengo claro que al tal Koke yo le arrancaba el cipote.

jueves, 15 de agosto de 2024

El embarcadero (Serie), by Álex Pina, Esther Martínez Lobato

Quiero dejar claro que la serie se deja ver, sobre todo si haces dejación de tu parte más racional y te abandonas alegremente a tu lado más demencial. La puedes disfrutar y pasártelo muy bien.

Si te gustan las escenas de sexo te lo puedes pasar bomba porque vas a encontrar de todo un poco:  lésbico, hetero, tríos, sexo en moto... Incluso hay una escena inolvidable en la que se ve un contundente polvo encima de una montaña de arroz. Personalmente esta me pareció de bastante mal gusto porque no pude dejar de pensar en la pobre gente que se tuviera que comer ese arroz. Aprovecho mi crítica para pedir, por favor, si tenéis la oportunidad alguna vez no folléis encima de comida que luego vaya a terminar en la mesa de otras personas. Un poquito de consideración.

Luego está la ambientación. Me ha encantado esa casita ideal en la Albufera, que perfectamente podría ser portada en una revista de decoración, así con un toque isleño hippy. Una casita en un lugar apartado, sin otra vivienda en kilómetros a la redonda, en la que viven solas una mujer joven y su hija pequeña, y cuyo principal atractivo es que jamás se cierra con llave para que pueda pasar cualquiera que llegue hasta allí e instalarse sin problema. Hala, tengo casa en la Albufera pa que en ella entre quien quiera.

Y qué os podría decir de esa pedazo de arquitecta, esa genia sin par, que te diseña un edificio único en el mundo en una noche loca en la que no tiene sueño, tiene una visión creativa, se levanta y se pone a dibujar. Y por supuesto los inversores se vuelven locos de alegría y ponen 400 millones como quien mete una moneda en la tragaperras. Venga, levantemos esa maravilla, quién dijo miedo.

En fin, amigos, solo puedo decir que Álex Pina y Martínez Lobato idearon en su día "La casa de papel", y dijeron aquello de "cría fama y échate a dormir". Luego Verónica Sánchez e Irene Arcos ponen caras y cuerpos bonitos que quedan genial en las escenas de sexo videoclipero, y asunto averiguao, como se dice en mi pueblo.

Aparte de lo del polvo en el arroz que ya he comentado antes tengo que decir que otra de las secuencias más bochornosas (y esto ya es spoiler) es la de las arquitectas convenciendo al jeque árabe de que invierta en su edificio. Nivel Dios de sonrojo, palabrita.

"Usted es árabe, un pueblo con sensibilidad, un pueblo con identidad propia... Como este edificio, que marca la diferencia. Aquí se paga la exclusividad, y yo les aseguro que esta inversión es totalmente segura."

Y va el jeque y se le hace el culo Pisicola. Hay que joerse, macho.



domingo, 28 de julio de 2024

Crematorio (Miniserie de TV), by Jorge Sánchez-Cabezudo

Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una serie española. Crematorio se sale totalmente del parchís en cuanto a calidad. Y creo que esto tiene que ver, sin quitarle méritos a la impecable realización de Sánchez-Cabezudo, al hecho de estar basada en una novela que, según he oído, también es un pepinazo. No la he leído, vaya por delante, pero me la ha recomendado mucha gente de cuyo criterio literario me fío bastante. Por tanto nos libramos de los constantes giros de guion que son el pan nuestro de cada día en la mayoría de series de Netflix o HBO. Esos giros diseñados para crear adicción, que al final de cada capítulo te dejan enganchadísima pero que a fuerza de repetirse, y ya no te cuento si la serie es larga y tiene mogollón de temporadas, convierten el argumento en una sarta de pendejadas con nula credibilidad. Sí, te dejan con el alma en vilo y deseando ver el siguiente episodio,  pero con plena consciencia de que te estás tragando algo infumable y falso de toda falsedad.

Nada que ver con la autenticidad que destilan este guion y estos personajes. Una trama perfectamente urdida, sin sobresaltos inesperados ni sorpresas gratuitas. Y unos personajes reales, verídicos, que funcionan en perfecta consonancia con sus circunstancias. Una verdadera gozada para quien disfrute del rigor argumental y de la calidad del producto final. Para mí roza la excelencia.

Naturalmente el peso principal recae en el protagonista absoluto, Pepe Sancho, que interpreta magistralmente al jefe del clan. La presencia imponente de Sancho, su voz grave, su dicción perfecta, lo llenan todo. El resto, los secundarios, son meras comparsas que se mueven alrededor. Hacen todos trabajos muy notables, pero es que él se los come con patatas. Esté o no en pantalla en cada momento su presencia se impone. Creo que lo recordaré siempre como uno de los personajes más impactantes de la ficción televisiva tanto nacional como internacional.

No deja de ser una historia archiconocida en numerosas series y películas. Políticos y empresarios de la construcción que echando mano del código penal casi al completo se montan en el dólar y construyen mastodónticas urbanizaciones a lo largo y ancho de la costa, con las que se enriquecen ellos y, no seamos hipócritas, contribuyen también al desarrollo local. 

Me gusta que en la serie esta dualidad quede patente. Sí, todos estos señores son unos mafiosos y unos delincuentes, nadie lo discute, pero como muy bien afirma el protagonista en un momento dado, todos los que gritan y claman contra ellos cuando se descubre el pastel han estado viviendo y beneficiándose de esa industria brutal que han creado, con todos sus chanchullos y sus mierdas. Y me encanta que esa doble moral se ponga de relieve. No nos echemos las manos a la cabeza porque buena parte de lo que es hoy este país, de lo que se ha desarrollado en los últimos 40 años, procede de ese dinero sucio por el que muchos políticos y constructores han sido juzgados y condenados.

Este tipo de historias son de validez universal, las mismas prácticas más o menos en todo el mundo, no tenemos nosotros la exclusiva. Aunque sí es verdad que hay una determinada forma de actuar como muy autóctona, que imprime carácter. Tenemos nuestras cosillas, nuestras peculiaridades, que dan forma al pelotazo nacional. Por eso, en definitiva, esta serie podría definirse perfectamente como el gran retrato de un chorizo con ramalazo castizo.

lunes, 8 de julio de 2024

Mi reno de peluche (Miniserie de TV), by Richard Gadd

He leído varias críticas sobre esta serie y me llama la atención muchísimo que casi nadie haga hincapié en lo que a mí me ha llamado más la atención. Que básicamente es: cómo es posible que el  protagonista, que además es el que ha escrito el guion y dirigido la serie, además de interpretarse a sí mismo, puede decir que es "humorista".

Joder, mira que he visto humoristas malos en mi vida, pero este se lleva todas las palmas. No he visto a nadie más negado para hacer reír, con menos gracia y con más malange. El tipo es un auténtico huevo sin sal, pero de los gordos. No sé, si no la habéis visto es como si pones al rey Felipe o a la Letizia mismamente a hacer un monólogo de El club de la comedia. Un auténtico despropósito, un sindiós, un sinsentido, una paranoia total. Se pasan verdaderas fatiguitas viendo al colega encima del escenario intentando sacar alguna carcajada al público mientras la gente lo mira completamente ojiplática, sin poder dar crédito.

Todo lo demás carece de importancia después de algo tan apabullantemente imposible. Que sí, que el tío está supertarado, que no tiene ningún sentido que tarde seis meses en denunciar a la gorda que le acosa (conste que esto no es spoiler porque la serie empieza justamente poniendo la denuncia seis meses después), que todo lo que hace el pollo tooooodo el tiempo es demencial, pero es que teniendo en cuenta que es un triste que va por la vida con un traje de cuadros y una maleta llena de artilugios con los que pretende hacer algo de gracia ya todo lo demás es peccata minuta. No se le puede pedir ninguna credibilidad. Cómo no va a estar el muchacho más pallá que pacá, cómo va a saber lo que quiere en la vida, si ni siquiera se ha dado cuenta de que es un singracia con cero dotación para el humor. 

Eso sí, hay que reconocerle el mérito a la actriz principal, Jessica Gunning, que hace muy bien de chiflada acosadora. Pero lo que es él, Richard Gadd, es que no hay por dónde pillarlo. Ni al personaje, ni la historia, ni su trabajo como actor, probablemente porque todo es tan poco creíble como su propia condición de humorista.  Es que, oye, me cuesta por más que luche ver la gracia a este peluche.

(Va spoiler) Naturalmente como en toda serie de Netflix que se precie hay diversidad sexual para vender y regalar, y todo el mundo es bueno. Acosadores, violadores, da igual, dentro de todo delincuente hay un tierno peluche, y por supuesto una motivación intrínseca que puede explicarlo todo. 

Al final, como no podía ser menos, perdona a la acosadora porque la pobre había tenido una infancia muy chunga. Y además el prenda va a visitar a su violador y se toma una copita con él charlando tranquilamente, como si nada, oyess. Tan normal. Viva Netflix.



martes, 25 de junio de 2024

Vivir sin permiso (Serie de TV), by Aitor Gabilondo

Me pregunto por qué Coronado se meterá en estos fregaos. Cómo no se dio cuenta con solo leer el guion de que no había por dónde pillarlo. Mira que el tío tiene ya oficio bastante como para leer una historia y saber perfectamente que es un truño. Ni de Aitor Gabilondo ni del mismísimo Coppola, lees ese guion y directamente lo llevas al contenedor del papel. Sin miramientos.

Pero de todas las cosas que a mí me han horrorizado de esta serie, que han sido muchas, lo que más, con diferencia, ha sido lo del hijo de Nemo Bandeira. De verdad, me gustaría mucho saber quién ha creado a ese personaje y quién ha asesorado al actor que lo interpreta para hacerlo así, con esas hechuras imposibles y todos esos aspavientos demenciales que supuestamente debieran representar a un muchacho gay y drogadicto. 

He conocido a muchísimos gays en mi vida y a unos pocos drogadictos y juro que jamás había visto cosa igual. Nunca he conocido a nadie que vaya por la vida descoyuntándose de esa manera. Semidoblado, sujetándose los riñones todo el rato con una mano y con la otra colgada de la muñeca como si se la hubieran pegado con pegamento Imedio. Prometo que he visto embarazadas a punto de parir andando con más soltura y más naturalidad.  La verdad, muy claro no me ha quedado si el chaval estaba herniado.

No sé qué pasa con los actores jóvenes españoles, que hacen cosas muy raras.  A menudo no se les entiende nada de lo que dicen. Entre que susurran constantemente y que no saben articular es muy complicado seguir los diálogos. Pero aparte de eso, que ya estamos acostumbrados, de vez en cuando te sale un personaje como este, que una se pregunta de dónde ha salido y quién ha podido dirigir esa actuación.

Y para qué vamos a hablar del Alzheimer de Nemo Bandeira. Que digo yo que tanto no costará documentarse mínimamente sobre una enfermedad si pretendes convertirla en el centro del comportamiento de un personaje protagonista. Un personaje que curiosamente tiene una memoria prodigiosa tooooooodo el tiempo y que solo muy de vez en cuando pierde onda, justamente para que se monte tremendo pollo por un olvido casual, para a continuación volver a recuperar la memoria  y actuar con toda normalidad durante días y semanas. Y pasan y pasan los meses y el tipo sigue igual, conduciendo, portando armas de fuego, dirigiendo sus negocios, abroncando a sus empleados, dando palizas a diestro y siniestro, en fin, haciendo tan ricamente de capo de la droga. Un Alzheimer como muy de andar por casa, que tampoco sabía yo que existiera algo así.

En fin, en mi opinión lo único que se salva aquí es Luis Zahera en su papel de perro guardián. Aunque el personaje sea un burdo estereotipo él solito lo levanta con su presencia y hace soportable tanto despropósito sin pies ni cabeza. Bueno, y si me apuras ver a Leonor Watling haciendo de femme fatal a la mexicana, que también tiene su aquel. Hasta a mí, que soy hetero cien por cien, me pone.

Y esto ya es spoiler. El remate de la pera del hijo de Nemo, el descoyuntado, es cuando va y se toma unas pastillas, supuestamente para suicidarse, y en lugar de palmarla lo que le pasa es que se queda gagá.  Y esto ocurre en cuestión de un par de horas, no creáis que el muchacho se queda en estado comatoso y luego al cabo del tiempo vuelve a la vida pero de aquella manera. Qué va, qué va, se toma las pastillas y se queda así ipso facto. No tenía yo conocimiento de que algo así pudiera pasar, sinceramente.

Y ya lo flipante flipante de verdad es que se lo llevan a una clínica y ya no se vuelve a saber nada de él. Como si nunca hubiera existido. Lo nombra alguien alguna vez, pero vamos, como se nombra a un novio del instituto, en plan si te he visto no me acuerdo. Es que ni su propia madre vuelve a acordarse de ese pobre muchachoooooo, por favooooor.

lunes, 27 de mayo de 2024

Entrevías (Serie de TV), by Aitor Gabilondo, David Bermejo

El atractivo principal de esta serie es que se trata de una durísima competición diaria para ver cuál es más negado, más gilipollas, más torpe y más patético de todos los personajes.

También tengo que decir que cuesta pillarle el tono justo porque cada capítulo te sale por donde menos esperas. Pasa de la comedia al drama sin solución de continuidad, y por el medio se cuela otro montón de géneros. 

Algunos capítulos parecen una secuela de "Los hombres de Paco", los de la cuadrilla de Sixto parecen Pepe Gotera y Otilio, o casi mejor Mortadelo y Filemón. Otros días parece un culebrón turco, sobre todo cuando la nieta china y el novio colombiano se ponen caramelosos. A ratos, y solo a ratos, tiene pinta de serie de suspense. Incluso dentro del mismo episodio puede ocurrir perfectamente que se den una muerte, un funeral, varias redadas, una salida del armario, una ruptura y una boda. Es una montaña rusa emocional que podría destrozar los nervios de cualquiera. 

Los personajes están todos taradísimos, a cuál peor. Los niveles de testosterona de los tíos están disparados. El único que medio se libra en esta dura competición de majaderías es el policía Ezequiel, un tipo verdaderamente excepcional, que por cierto en una memorable escena está observando una de las cientos de meteduras de pata del protagonista, Tirso, y le sale del alma el siguiente exabrupto: "Es que es subnormal!!!!!" 

Bueno, pues con el mismo mantra me he tirado yo todos los episodios. Pero no solo con Tirso sino también con la nieta china, con el novio colombiano de la china, con la madre colombiana del novio (mi amooooool, mi amooooooool), con los dos hijos de Tirso... vamos, con todos los personajes menos con Ezequiel, que comparado con toda la manada de desgraciados estos parece Einstein.

Ahí Luis Zahera ha estado fino filipino. Con su acento gallego, su retranca, su ironía y también su mijita mala leche ha creado un personaje lleno de matices que sobresale por encima de todos los demás, incluido el Tirso de José Coronado, que pese a los esfuerzos del actor por darle algo de verosimilitud se nota a la legua que la mitad de los diálogos los suelta el pobre como el que está soltando la lista de los reyes godos. Casi a punta de navaja.

Dicho esto, tengo que reconocer que Aitor Gabilondo y David Bermejo tienen gran maestría en crear finales de capítulo que enganchan a tope, porque hacía tiempo que no me acostaba yo con tanto suspense en el cuerpo. Teniendo en cuenta que se han juntado el realizador de "Patria" y el de "Aída" solo podía salir un producto demencial como este.

En fin, para terminar, yo catalogaría este sindiós argumental como "Competición de sandeces, machadas y estupideces".

jueves, 2 de mayo de 2024

El caso Asunta (Miniserie de TV), by Ramón Campos

La verdad es que me ha sorprendido muy agradablemente esta serie. Empecé a verla como si de un crimen real más se tratara, con su morbillo y tal, y no ha sido así exactamente.

El caso ya de por sí se sale bastante de lo normal, porque aunque se trate de un crimen resuelto judicialmente quedan demasiadas lagunas que nunca quedaron claras. De hecho la sentencia de culpabilidad está tan cogida por los pelos, con unas pruebas tan circunstanciales y poco concluyentes, al menos en el caso de Alfonso Basterra, que de algún modo esperaba que la serie fuera  más esclarecedora. Pero no, la verdad es que todas esas dudas siguen ahí, y es cuando te das cuenta de que hay cierta posibilidad de que en este caso haya un inocente en la cárcel pagando por un crimen que nunca cometió.

Y es que los dos personajes, Rosario Porto y Alfonso Basterra, son tan fascinantes psicológicamente que, aunque no se hubiera cometido ningún crimen, solo estudiarlos a ellos y la extraña relación que mantenían da para 40 capítulos de un serial. Esa dependencia mutua, la incapacidad de Porto de solucionar ningún problema sin él, su inutilidad práctica para el día a día, el control absoluto de él sobre todo lo concerniente a la familia, a la niña, a la salud de su mujer... él le suministraba la medicación para la depresión, si no a ella se le olvidaba. Todos esos pequeños detalles de un día a día completamente anómalo son ya de por sí toda una historia, no sé si de amor, de desamor, de terror o de canibalismo. 

Y lo más terrible es que en ningún momento el espectador puede comprender el móvil de ese crimen. Ni apareció en el juicio por ninguna parte ni se revela en la serie. Y esto es lo que convierte esta historia en diferente a las demás. Porque en el género criminal es muy raro encontrar un asesinato a sangre fría sin un motivo claro, diáfano, que explique los hechos.  Esto es totalmente inexplicable, y en ninguno de los interrogatorios ni en el juicio ni en las conversaciones informales con abogados, policías y demás secundarios se vislumbra qué pudo llevar a esa mujer a matar a su propia hija.

Nada queda claro y todo sigue en las mismas tinieblas en las que concluyó el caso en su día. A estas alturas, con Rosario ya muerta (se suicidó en prisión) y Alfonso tan hermético como siempre, dudo que nunca sepamos por qué murió Asunta. Él sigue proclamando su inocencia, jamás ha reconocido su intervención, y además sigue hablando de su hija con una ternura solo concebible en un padre hecho polvo por una pérdida tan brutal. Puede fingir durante tantos años una persona?? Pues no lo sé, pero la duda sigue estando ahí. De hecho no ha disfrutado de ningún permiso penitenciario por no reconocer los hechos, que se dice pronto.

Cómo no terminar alabando el increíble trabajo de Candela Peña y Tristán Ulloa. Todo lo que diga es poco porque ya se ha dicho todo sobre la excelencia de ambos, cada cual dentro de la idiosincrasia de su papel. Obviamente el de Rosario luce más por la cantidad de tics y por el desequilibrio emocional del propio personaje, pero de verdad, Ulloa no desmerece en absoluto. También  hace un trabajo increíble Javier Gutiérrez en el papel del juez Vázquez Taín, uno de esos jueces estrella con tantos claroscuros como aristas personales. Consigue plasmar perfectamente el modo obsesivo con el que lleva la causa contra el matrimonio, convencido desde el principio de su culpabilidad. Todos los secundarios están magníficos, pero su papel es como más relevante por ese enfrentamiento personal con la pareja.

Creo que Ramón Campos y su equipo han reflejado con total fidelidad los hechos, y eso es muy de agradecer cuando se trata de recrear algo tan doloroso y tan reciente en la memoria colectiva. Han hecho un trabajo excelente. Y como punto final decir que me ha encantado el modo en que han retratado la repugnante carnicería mediática en la que se vio envuelto todo este asunto desde el minuto cero.

Y como no tengo absolutamente ninguna pega que ponerle, aunque me llamen demente le doy un sobresaliente.

martes, 16 de abril de 2024

El método Kominsky (Serie de TV), by Chuck Lorre

Hacía tiempo que no me reía con tantas ganas viendo una serie. El tándem Douglas-Arkin me ha recordado mucho a aquella maravillosa extraña pareja que formaron Jack Lemmom y Walter Matthau y que tan buenos ratos nos hizo pasar.

Igual es que una ya va teniendo una edad y le encuentra a las cosas de viejos mucha más gracia que a las de jóvenes. O quizás el mérito sea del magnífico elenco, no solo los dos protagonistas sino también los secundarios, que están fantásticos. Aunque muy probablemente también tenga que ver que el creador, Chuck Lorre, es el mismo de series tan inolvidables y divertidas como "Dos hombres y medio" o "Big Bang".

No sé lo que es o si es un compendio de todo, pero he disfrutado muchísimo con estos dos prendas. Brillante Michael Douglas, un tío que increíblemente me parece ahora más atractivo que de joven, cuando iba de cachas por la vida. Y genial el punto de Alan Arkin haciendo de amigo cascarrabias y asocial.  De verdad, no tienen nada que envidiar al dúo Lemmon-Matthau.

Cuando sea mayor (más mayor, quiero decir) ya me gustaría a mí tener un colega con el que echar parrafadas tan surrealistas y tan de vuelta de todo como las que echan estos dos. Quiero ser vieja pelleja como esta extraña pareja.

Eso sí, tengo que decir que en el momento en que Arkin desaparece y en su lugar llega Kathleen Turner la cosa pierde un montón porque el principal atractivo de la serie, que es la química entre los dos amigos, se esfuma por completo. 

Y aquella mítica pareja que vimos intentando matarse mutuamente en "La guerra de los Rose" hace 30 años no tiene ya ni mucho menos ese feeling erótico ni ese glamour. Están los dos muy blandiblú, nada que ver con la mala leche de sus personajes de entonces ni tampoco con la que destila Arkin en las dos temporadas que comparte con Douglas.


domingo, 31 de marzo de 2024

Al borde (Serie de TV), by Julie Delpy

A veces se siente mijilla de vergüenza ajena viendo estas cosas. Sobre todo cuando se trata de un producto hecho por mujeres y fundamentalmente dirigido a solaz y regocijo femenino. Y no da menos sonrojo si son chicas de 20 años que señoras de 40, 60 u 80. La edad da igual cuando se trata de hacer recuento de desgracias e infortunios que nos ocurren a las mujeres "por el hecho de ser mujeres". Qué pereza!

Aquí tenemos a cuatro amigas cuarentonas, con sus maridos, sus hijos, sus trabajos y sus diatribas. Me costaría decir cuáles son esas diatribas porque son de una insulsez tal que es imposible describirlas, pero bueno, os presentaré brevemente a las protagonistas para que os hagáis idea.

1. La chef que está casada con un arquitecto en paro que la trata como el culo porque se siente frustrado.

2. La diseñadora que se pasa la vida colgada fumando porros con el marido.

3. La ama de casa que se aburre y que no tiene mayor entretenimiento que sus amigas.

4. La proletaria, madre de varios hijos de padres de distintas etnias, que no tiene un céntimo y quiere hacerse influencer para ganar dinero. 

Por su trayectoria como actriz siempre he tenido a Julie Delpy por una persona con sensibilidad e inteligencia, y si me hubieran dicho que era capaz de perpetrar esta petardez no me lo hubiera podido creer.

Por lo visto el guion lo ha escrito ella junto con Alexia Landeau, que es la actriz que hace de madre de los niños multirraciales. Y me pregunto en qué momento se juntaron y decidieron que podían tener algo de gracia las historias de estas pijas insoportablemente aburridas (bueno, menos la proletaria pobre, que no pega con las demás ni con cola).

La buena noticia es que hicieron una sola temporada y ahí acabó la cosa. No debió de tener mucho éxito cuando fue abortado cualquier proyecto de continuación.

Y con todo y con eso, aun siendo solo 12 capítulos tengo que decir que... es bastante puñetero tragarse el engendro entero.



viernes, 22 de marzo de 2024

Feud: Bette and Joan (Miniserie de TV), by Ryan Murphy

No cabe duda de que esta es una pedazo de historia. La de un duelo mítico entre dos de las más grandes estrellas del cine de todos los tiempos, Joan Crawford y Bette Davis.

Para nadie es un secreto que las dos divas se odiaban a muerte y que el rodaje de la famosa película "Qué fue de Baby Jane?" estuvo plagado de jugosas anécdotas que inmortalizaron la célebre enemistad entre ambas. Y como buena cinéfila y amante de los entresijos de este mundillo me lo he pasado bomba con esta recreación de la historia que el prolífico Ryan Murphy nos ha regalado.

Ni que decir tiene que ver a Jessica Lange y a Susan Sarandon, otras dos diosas del celuloide, interpretando a Crawford y Davis es bocatto di cardinale. Otro duelo de lujo, majestuosas las dos, cada una en su papel, aunque yo particularmente soy más de Sarandon, y casualmente también de Davis. Por cierto, que los secundarios tampoco desmerecen en tan brillante elenco. De ellos yo destacaría el rol de Alfred Molina como el atribulado director de la película, Robert Aldrich, medio turulato y al borde del síncope al tener que lidiar con los caprichos de las insoportables divas. 

Sin embargo, y para no decepcionar a los fans de mis demoledoras críticas, tengo que decir que me fallan dos cositas: por un lado la duración y por el otro, cómo no, el wokismo que nunca falla en las producciones de Murphy.

Respecto a la duración, creo que la trama se alarga innecesariamente. En mi opinión le sobra la mitad, en cuatro capítulos se hubiera contado la misma historia y nos habríamos ahorrado escenas repetitivas y nada operativas, puesto que el odio entre las estrellas queda perfectamente retratado sin tanta reiteración de anécdotas similares. 

Y luego está esa maldita costumbre de trasladar a otros tiempos la mentalidad actual, como si en 60 años la vida no hubiera cambiado. Contar la historia en clave del feminismo 2.0 con el que hoy en día se ve la realidad. 

No cabe duda de que el mundo del cine ha sido y es especialmente cruel con las mujeres, que a partir de cierta edad son directamente ignoradas, en contraposición con los hombres, que incluso a los ochenta años siguen haciendo ridículamente de galanes, a veces con partenaires que podrían ser sus bisnietas. Véase Clint Eastwood, por poner un suponer. Pero vamos, que hace 60 años eso que ahora nos escandaliza tanto era la norma y era inconcebible plantear ninguna otra cosa, porque ni había mujeres directoras ni guionistas ni productoras ni ninguna otra cosa que no fueran estrellas de la pantalla. Y obviamente en el momento en el que dejas de lucir y tu belleza se apaga dejas de interesar. Intentar hacer ver que en aquellos tiempos existía esa visión de la realidad y que nuestras dos divas realmente fueron unas pioneras en cuanto a la lucha por el "empoderamiento" (horror, ya he dicho el abominable palabro) femenino es, cuanto menos, irrisorio.

A mí me interesa más algo mucho menos atemporal, que es el drama personal que hay detrás de todas estas grandes estrellas del cine. Porque Crawford y Davis no se hicieron alcohólicas cuando dejaron de llamarlas por ser viejas, ya lo eran desde mucho tiempo atrás. Y además esa circunstancia no se da solo en actrices, también es frecuente en grandes actores que igualmente fueron víctimas del alcohol y las drogas. Por no hablar de fulgurantes estrellas de la canción. 

En general me atrae mucho más el tema de la fragilidad de los artistas, ese mundo falso pero lleno de lujo en el que se mueven, su soledad al llegar a casa y ver el vacío a su alrededor,  sus egos magnificados por el halago que les convierten en adictos a esa admiración que despiertan en el público. Sus desastrosas vidas personales, frecuentes divorcios, hijos que terminan odiándoles, amigos que se aprovechan de su fama y su riqueza... todo eso me parece mucho más fascinante y real que ese supuesto feminismo anacrónico que Murphy pretende colar como quien no quiere la cosa.

En definitiva, yo destacaría otro mensaje distinto al que el creador de la serie, famoso por su tendencia al wokismo, pretende transmitir: que aunque seas rica y bella es jodido ser estrella.

lunes, 11 de marzo de 2024

Reina Roja (Serie de TV), by Amaya Muruzabal

Para quien no sepa de qué va la cosa esto es una tía muy muy lista, de cociente intelectual que se sale de la métrica, y un policía graciosete del que sabemos básicamente dos cosas: que es gay y que es vasco. En este orden, porque lo de gay lo repite algo así como 80 veces por capítulo, y si no lo dice él se le nota porque le hace ojitos a todo pantalón que se mueve en un radio de doscientos metros.

La tía es muy lista pero está bastante perjudicada. Se le va la pinza constantemente y se pone a ver monitos locos que le saltan por encima. Entonces se mete una pastillita en la boca y a los diez segundos los monitos se vuelven a Gibraltar gritando Gibraltar español Gibraltar español. Bueno, esto no lo dicen pero podrían decirlo perfectamente y no desentonaría en la demencial y gilipollesca trama.

La cuestión es que la extraña pareja esta se pone a investigar el secuestro de una pija, se conoce que con cargo a los fondos reservados esos tan famosos de las cloacas del estado. Porque claro, la policía normal y corriente, que como todos sabemos es medio lela, no puede comprender los entresijos profundos de una trama tan compleja. Para estas cosas hay que recurrir a la chiflada esta, y como está más pallá que pacá le ponen al poli vasco y gay de niñera.

La serie es inclusiva a tope. Aparte del gay tenemos población alternativa de todo pelaje: feos, guapos, gordos, calvos, negros, blancos, discapacitados... Qué tipo de persona quieres que haya? La encontrarás, como en toda serie amazónica que se precie.

También encontrarás muchos puñetazos de cámara, esos zooms dislocados que a poco que te hayas tomado alguna cerveza te entra un mareo que pa qué.  El estilo montaña rusa, que lo llamo yo. Se trata básicamente de aturdir al espectador y darle la sensación de que constantemente están pasando cosas cuando la realidad es que la acción avanza torpemente a paso de tortuga. 

En fin, no he leído el libro de Juan Gómez-Jurado ni desde luego ya a estas alturas pienso leerlo. Por tanto no puedo afirmar con autoridad qué parte del sindiós narrativo se debe a él y qué parte a Amaya Muruzábal, la adaptadora del engendro. Prefiero pensar que entre los dos han conseguido perpetrar esta cosa a medio camino entre lo esquizoide y lo woke que da más asquito que otra cosa.

Porque mi resumen de esta serie sería algo así como: cuando quieres dar miedo y das asco. Cuando la mitad de la serie va de una tía que está secuestrada en un calabozo inmundo, que casi puedes oler el pestazo desde tu casa con solo ver las paredes e imaginar dónde estarán los desechos físicos de la secuestrada.  Porque amigos,  lo crean o no, los pijos también cagan. Y la otra mitad del tiempo ves a otra tía que no se quita el vestido rojo ni para idem, con más mierda que el palo un gallinero, y la cara permanente de zumbada. Es que, vamos, con gusto le quitaba el traje rojo pa echarlo un mes en remojo.

Lo único salvable para mí es el poli gordo y gay, que es muy osito y me ha encantado, pese a los chistes malos que constantemente le hacen decir, y a la apología del gayeterismo que conlleva el personaje. Pero bueno,  se le coge cariño y hace un poco más tragable el horripilante producto final.

jueves, 29 de febrero de 2024

Saben aquell, by David Trueba

Tenía interés en ver esta película porque soy una gran admiradora del humorista Eugenio y había oído hablar bastante bien de ella. Además me suelen gustar las pelis de David Trueba, que en mi opinión es de lo más presentable en el panorama cinematográfico español actual.

Tengo que decir que la intepretación de David Verdaguer me parece magistral, no hay pero posible que ponerle. Es merecedor de todos los premios que se le han concedido ya y de los que aún estén por concederle. No solo es un calco del verdadero Eugenio, a veces difícil de distinguir del original, sino que consigue expresar a la perfección los vaivenes emocionales del personaje.

Y sin embargo, pese a todo esto, me ha faltado veracidad y me ha sobrado ideación en lo que respecta a la relación de pareja que es la base del relato. Sé que Eugenio estaba muy enamorado de Conchita y que el hombre lo pasó fatal cuando ella murió de cáncer, muy joven y dejándolo viudo y a cargo de dos hijos con apenas 40 años. Y también sé que esta película se basa en la biografía de su hijo mayor Gerard. 

Y es posible que sea esto lo que falle porque la historia de amor está tan idealizada que suena a irreal, sobre todo teniendo en cuenta que Eugenio era un tipo bastante disoluto, muy aficionado a la noche, al alcohol (más tarde también, por lo que he sabido, a las drogas) y que no fue precisamente el marido perfecto. Tengo bastantes dudas de que Conchita fuera, además de esa mujer volcada en sus hijos y en la carrera de su marido que la película nos muestra, tan benevolente con "aquell que diu" que aparecía por su casa lo justo para cambiarse de calzoncillos y que durante toda la enfermedad de ella se dedicó básicamente a desaparecer  del lugar de la tragedia porque no podía soportar la crueldad de su dolencia.

En mi opinión Eugenio fue un tipo que contaba chistes muy bien y que creó un personaje artístico exitoso pero como marido y como padre, por lo que he podido documentarme después de ver la película, dejaba mucho que desear. En la peli se le ve constantemente fumando y bebiendo vodka con naranja, esa imagen tan inolvidable,  pero no se le ve casi en ninguna escena borracho, lo cual me parece francamente imposible teniendo en cuenta lo que se metía a diario en ese cuerpo. No se le ve apenas discutir con Conchita, que durante todo el tiempo se muestra como una mujer encantadora y encantada con ese marido ausente y poco comprometido. Y esto no me casa mucho con un alcoholismo recalcitrante como el del protagonista. Estoy segura de que la realidad no tuvo demasiado que ver con esta ficción, y eso en una peli biográfica es fatal.

Trueba nos cuenta la versión de Eugenio y Conchita que su hijo ha querido mostrar al mundo. Es casi como si nos fiáramos de Rociito para hacer una biografía de Rocío Jurado y Pedro Carrasco, que según ella vivieron y murieron mutuamente enamorados aunque llevaran años separados y casados con otras personas. Es que la visión de los hijos del matrimonio de sus padres es a menudo una visión impostada por el propio deseo de que la realidad sea así, y suele ser muy poco fiable, salvo que el relato se haga desde la absoluta honestidad, con crudeza y sin paliativos, que no es el caso este. 

Así que vemos un matrimonio que roza la idealidad romántica, un alcohólico que nunca tiene malos modos ni el menor síntoma de embriaguez y unos hijos que en toda la película no crecen ni medio centímetro porque siempre están igual a lo largo de los años.

Y la sensación es que es una bonita historia de amor, muy sentimental, muy dulce, de esas de lagrimita final inevitable. Pero yo me quedo sin conocer nada del verdadero Eugenio, que es el personaje que realmente me interesaba. Se pasa tan por encima de sus demonios, sus depresiones, su tormentosa personalidad, sus adicciones, que todo me parece completamente falso. Vamos, que no me creo yo a este macho que nunca sale borracho.

viernes, 16 de febrero de 2024

Succession (Serie de TV), by Jesse Armstrong

Vaya por delante que nunca me he codeado con magnates industriales, por lo cual todo lo que voy a comentar en adelante es por simple intuición. Evidentemente cuando hay pasta de por medio sale lo peor del ser humano. A veces incluso por cantidades miserables. No hay más que ver los líos que hay en algunas familias por herencias que a veces se reducen a la vivienda familiar. Así que me puedo imaginar cómo será la cosa cuando son grandes fortunas las que están en juego.

Y sin embargo me cuesta mucho creer que la gente rica pueda ser tan absolutamente subnormal como la familia esta. Empezando por el padre, que parece luchar a muerte por destruir su propio imperio, más que nada para tener a los hijos puteados y arrearles estopa a diestro y siniestro. El más perjudicado, que siempre sale con el rabo entre las piernas, es el hijo segundo, al que da vida el actor Jeremy Strong, que ha recibido un montón de Emmys por este trabajo. La verdad es que el tipo tiene una cara de alelao que no puede con ella, pero no sé yo hasta qué punto la lleva de fábrica o es el mérito interpretativo que le ha llevado a obtener tantos premios. Esa duda me queda.

La serie, te das cuenta en cuanto llevas varios capítulos, es una especie de día de la marmota eterno. Todo el tiempo la cosa consiste en ilusionar a alguno de los hijos con que él o ella va a ser el heredero del imperio familiar para terminar dándole un hachazo en el último momento y señalar a otro "favorito" del clan.

Y lo más alucinante es que los muy giliperas caen una y otra vez. Strong, el de la carapapa, es el que más veces sale escaldado. El padre los putea constantemente y el juego es siempre el mismo, pero cada vez que señala a alguno de los hermanos éste le mira con cara de carnero degollado y se vuelve a tragar la trola. Y los tipos no escarmientan de una vez para otra. De resultas de lo cual todo es un dejavù permanente que sigue más o menos el siguiente esquema: 

- Hijo, estoy pensando que tú vas a ser el heredero.

- De verdad, papá?? Estás seguro??

- Segurísimo. Y para demostrarme que vales para el puesto te voy a hacer un encargo.

- Lo que tú digas, papi. Tus deseos son órdenes para mí.

Y el muy desgraciado cumple las órdenes del padre punto por punto para que en el siguiente capítulo el viejo se encapriche de otro hijo y siga el mismo esquema. No falla.

Aparte del padre y los hijos tenemos a cuatro personajes secundarios que dan vidilla:

1. El primo medio imbécil que se integra en la familia como el perfecto jarrillo de mano.

2. El yerno medio imbécil que se escuda tras el sobrino medio imbécil.

3. La abogada, que es la más lista de todos con diferencia.

4. La mujer libanesa del padre, que parece dulce y encantadora pero que es más mala que un dolor.

Y así, con estos mimbres, Jesse Armstrong ha montado una trama superexitosa por la que se ha llevado un buen montón de premios, pero que a mí, ya a partir de la segunda temporada, me empezó a parecer bastante cansina en tanto en cuanto la acción se repite más que el ajo.

La multipremiadísima serie está en mi opinión más que sobrevalorada. Es verdad que las historias de poder y traiciones tienen mucho morbo y enganchan un montón, pero es que 40 episodios siguiendo un patrón constante terminan hartando al más pintao. A mí por lo menos sí. Y la gran conclusión que saco es que, pa consuelo mío y tuyo, la pasta te hace capullo.

martes, 23 de enero de 2024

Beef (Bronca), by Lee Sung Jin

Tengo que reconocer que la historia engancha al principio pero muy pronto se pierde en recovecos sin trascendencia de las vidas de los dos protagonistas. Y lo que parecía que iba a ser un crescendo de deliciosas putadas mutuas se transforma en un coitus interruptus muuuuuy pesado. 

Que si el hermano, que si el primo, que si la suegra, que si el marido. Y por qué tanta bronca? Puede entenderse el cabreo monumental del principio, vale. Pero luego todo lo demás solo es explicable en un submundo de tarados asiáticos.

Lee Sung Jin, el creador, es un tipo muy reputado pero a mí no me ha convencido. Esa mezcla entre gore y romanticismo puede que funcione en los amantes de la cultura asiática, entre los que obviamente no me encuentro.  

Y encima algo que podría contarse perfectamente, como mucho, en dos horas, que hubiese sido lo deseable, se alarga innecesariamente casi 4 horas más. Por queeeeeeeeeeé???? Son ganas de putear al personal. No tiene ningún sentido.

Para mí lo único que merece la pena es Ali Wong, mi gran descubrimiento. Esa tía con sus 152 centímetros de altura y sus gafitas de empollona da más miedo que 20 de la Camorra juntos. He visto tiburones blancos menos peligrosos. Ella y nothing more.

Mi veredicto es claro. Prefiero hacerme vegana a esta coña coreana.

lunes, 15 de enero de 2024

Esto no es Suecia (Serie de TV), by Aina Clotet

Pensaba hacer una crítica demoledora de este extraño producto a medio camino entre la tragicomedia costumbrista y el esperpento. 

Pero a última hora me lo he pensado mejor y creo que voy a ser pelín magnánima porque le veo dos utilidades importantes: 

1. Será reconfortante para los padres que estén en plena crianza porque es imposible ser más mantas que la pareja protagonista.

2. Es de hecho reconfortante para personas que, como yo misma, ya hemos superado la etapa de la crianza y hemos conseguido sacar adelante a nuestros vástagos sin pasar la mitad de calamidades que pasan los dos capullos estos.

Ya, ya sé que la idea es hacer una parodia de lo que es la maternidad y la paternidad en los tiempos que corren. No se me escapa el sarcasmo y la ironía de los guiones ni tampoco la pretensión de caricaturizar e hiperbolizar la realidad.

Pero de verdad, es que la pareja que componen Aina Clotet y Marcel Borrás (pareja además en la vida real, qué horror!) da tantísima grima que no puedo evitar sentir muchísimo rechazo. En ningún momento me inspiran simpatía ni ternura, son odiosos de principio a fin. Ese giliprogresismo de baratillo del que hacen gala yo lo he visto en la realidad, y hay un trasfondo cuasi religioso detrás de él.

Es que veo claramente que ellos son así. Que vale, que pretenden reírse de cómo son, y eso dice mucho a su favor. Pero es que convertir el hecho de tener hijos en algo así como un tetratlón, algo imposible de superar salvo que se sea superhéroe y se esté megaentrenado, es muy cansino. 

A los que hemos criado a nuestros hijos con las lógicas dificultades de compatibilizar trabajo y familia, y a veces incluso estudios, oposiciones, etc., y no vemos en ello ninguna clase de hazaña, de verdad, esta gente que cree que poco menos que está descubriendo la piedra filosofal nos toca un poquito el sisilisco. Ya está bien de tanto pego y tanta tontería. Esta generación de treintañeros recién estrenados en la paternidad destila un victimismo que da mucho asquito. 

Por no hablar de que estos además, para más delito, son pijiprogres de la burguesía catalana, jóvenes adinerados, bien situados, con profesiones liberales y suficiente dinero en el banco como para poder montárselo como Dios. El tío se dedica a la robótica y se puede permitir dejar de trabajar y dedicarse a los niños porque ha cobrado la patente de un videojuego o no sé qué chorrada. La tía, de un petardo infumable en su totalidad, decide montar una empresa no lucrativa, de cooperación al desarrollo. Cómo no, no podía faltar una ONG como telón de fondo. Es que ya la idiosincrasia de tales personajes haría vomitar a las cabras.

Creo que la mejor descripción del asquito que dan se ve en el episodio inaugural, cuando ella va a comprar unas alfombras a un pueblo africano y se la ve negociando con las mujeres del pueblo (mujeres racializadas, que dirían ellos). La conversación entre las señoras artesanas es bastante ilustrativa de lo que piensan de este tipo de gente: "Cuéntale rollos muy tristes, que así les sacas más."

En fin, cero empatía hacia los personajes, ni siquiera en su condición paródica. Sobre todo porque no me termino de creer esa condición, particularmente porque es muy evidente la empatía de los realizadores hacia ellos. Pobrecitos, es que están muy perdidos. Nooooo, no están perdidos, es que son gilipollaaaaaaas!!!!

Lo dicho, la parte buena es que subirá la moral de todos los que le echan mucho menos cuento a esto de la crianza y sobreviven a esta etapa sin tantos aspavientos. Si a veces te sientes una mierda como madre o como padre no te pierdas a estos dos lerdos. Será tu mejor terapia. Al lado de esta chalada cualquier madrastra es un hada.

miércoles, 10 de enero de 2024

La probabilidad estadística del amor a primera vista, by Vanessa Caswill

Confieso que no soy demasiado aficionada a las comedias románticas porque me aburren bastante. Salvo las navideñas, que me encantan, pero porque me encanta la Navidad y me puedo tragar cualquier mierda que lleve algo de luciferio navideño.

Vi esta peli porque escuché varias críticas elogiosas de personas que me inspiran bastante credibilidad. Algunas decían que su directora, Vanessa Caswill, era algo así como Billy Wilder reencarnado en mujer. Y lo que finalmente me decidió a verla, aparte de la ambientación navideña, fue que Federico Jiménez Losantos en su Crónica rosa, que no me pierdo ningún día, declaró que era la mejor comedia romántica que había visto desde Notting Hill. Esto no me lo puedo perder, pensé yo. Pobre de mí!!

En fin, la historia va de dos veinteañeros que se conocen en el aeropuerto camino a London, ella va a una boda y él a un funeral. No, no tiene nada que ver con "Cuatro bodas y un funeral". No os hagáis ilusiones.

El veinteañero varón es estudiante de física y forofo de las matemáticas. Por tanto, con mi coherencia habitual, basaré mi crítica en su propio lenguaje matemático.

1. 20 a 10 a que no existe algo más cutre y más triste.

2. Solté 20.000 bostezos mezclados con muchos rezos.

3. 0 probable que exista alguna historia más vista.

4. 100 kilos de aburrimiento mezclados con 1.000 pimientos.

5. 0 química amorosa, como un buey con una rosa.

6. 800 maldiciones eché en varias ocasiones.

7. 200 veces fui al baño por no provocar más daño. 

8. Y meé 600 veces por no ver tantas memeces.

Lo tengo superclaro. Losantos flipó con esta peli porque le encantó la protagonista femenina, Haley Lu Richardson, que le pareció el alter ego de Julia Roberts. Solo a un flipao como él podría ocurrirle algo así. La vejez es muuuuy mala.

Mi diagnóstico es demoledor. Se parece a Notting Hill como Hugh Grant a un mandril.

lunes, 8 de enero de 2024

La sociedad de la nieve, by J. A. Bayona

Fui en su día rendida admiradora tanto del libro "¡Viven!" como de la película a la que dio lugar. Es sin lugar a dudas de esas historias que marcan profundamente a las personas. Me aprendí de memoria las fotos que aparecían en el libro, fotos emblemáticas que tanto en aquella película como en esta de Bayona son calcadas en distintos fotogramas. No puedo decir que visualmente no se refleje fielmente el recuerdo que yo tenía en la mente.  

A lo largo de los años he seguido con interés entrevistas y documentales sobre la tragedia de los Andes. El instinto de supervivencia de estos chicos junto con su profunda religiosidad, el conflicto que para ellos suponía tener que alimentarse del cadáver de sus compañeros muertos, es de los dilemas morales más complejos que puede hacerse el ser humano.

No puedo reprochar a la película de Bayona absolutamente nada en cuanto a maestría técnica y espectacularidad. Como ya sucediera con las imágenes del tsunami en "Lo imposible", el impacto visual del accidente aéreo es innegable. Pocos directores ruedan con tal derroche de recursos y con tal perfección este tipo de escenas brutales. Pero es que para mí ese es el único aporte de la película, todo lo demás me deja casi tan fría como las nevadas montañas que constituyen el escenario de la tragedia.

Estaba muy bien predispuesta para dejar mis emociones fluir viendo esta nueva versión de la historia. Ya había oído hablar de la espectacularidad e incluso había visto algún trailer.  Y me disponía a revivir todo lo que sentí hace años leyendo el libro o viendo la anterior película. Sabía perfectamente que esta versión partía de otro libro, así que no se podía hablar propiamente de remake, sino más bien de puntos de vista diferentes. Sabía también que aparecían cameos de los verdaderos Nando Parrado, Roberto Canessa y Carlitos Paéz, y por todo ello tenía muchísimas ganas de verla.  Por otro lado las críticas que había leído eran fervientemente admirativas.  Sin embargo tengo que decir que a mí no me ha llegado en absoluto como esperaba.

No niego que sea muy de alabar que los intérpretes sean uruguayos, al igual que los protagonistas de los hechos. Eso le da realismo, sin duda alguna, pero también hace que se pierdan muchos matices de los diálogos. Hay algunos que prácticamente no se entienden nada. No tengo nada contra el acento uruguayo pero le pasa como al andaluz (y que nadie se moleste porque yo soy andaluza), que para el no hablante de esa variante lingüística es muy difícil de seguir. 

En cuanto a las interpretaciones son también irreprochables. Si acaso destacaría la de Agustín Pardella, impecable en el papel de Nando Parrado, que es uno de los personajes más complejos de la historia, en principio porque empieza siendo víctima al perder a su madre y hermana en el accidente y termina siendo el líder del grupo. Sin embargo, a excepción de él, de Roberto Canessa y del narrador, el resto de los personajes quedan muy difuminados. Son como el coro, no tienen entidad propia. Cuando al final salen junto a las fotos de los supervivientes es difícil que el espectador pueda recordar apenas sus nombres, tal es su falta de esencia. Lo cual me parece bastante injusto porque aunque haya unos protagonistas que destaquen por su especial aportación los demás también estuvieron allí como individuos y no como meros miembros del grupo.

Finalmente decir que me han sobrado bastantes de las reflexiones del narrador, que me han sonado un pelín a libro de autoayuda. Creo que la sola visión de la inmensidad de esas montañas en las que estaban perdidos y abandonados a su suerte los muchachos era suficiente para captar el dramatismo de la historia. Esa voz en off cavernaria y de ultratumba tenía la peculiaridad de ponerme muy nerviosa porque me distraía de las emociones que despertaban las imágenes.

En definitiva, en mi opinión muy sobrevalorada. Mucho alarde visual pero me he quedado igual.