jueves, 17 de marzo de 2011

El hombre que vino del mar, by Beeban Kidron

A la película no se le puede discutir una fotografía prodigiosa, con esos planos maravillosos de acantilados ingleses que abruman en toda su grandeza, pero sinceramente de ella se puede decir poco más. La historia es simplona, insoportablemente edulcorada y pastelosa, el personaje protagonista que da nombre a la peli, el hombre que vino del mar, sobreactúa descaradamente, es histriónico a más no poder... en fin, que puede servir para pasar el rato, pero para pasarlo poniendo pegas por todas partes.

Bueno, venga, voy a decir algo bueno. Weisz y Bates están las dos bastante bien, correctas en sus respectivos papeles, lo que destaca aún más por contraste con las exaltaciones gestuales del señor éste que vino del mar. De todas formas, Bates ya es casi una experta en este tipo de papeles de bondadosa escuchadora de historias ajenas. Ya lo hizo en "Tomates verdes fritos", donde el personaje era casi el mismo; le cambias el vestuario y le plantas una silla de ruedas y es un calco. Parece que esta mujer se haya especializado en ese tipo de papeles.

Otra cosa buena es la escena de la tormenta, que está bastante conseguida. Y resulta sobrecogedora la de los cadáveres arrojados a tierra. Lo demás... ni fu ni fa, aunque ya digo que la fotografía es realmente espectacular.
spoiler:
Otra cosa: cómo es posible que esa Rachel Weisz se tire toda la película con el mismo vestido tanto para trabajar como para casarse como para parir y esa muchacha no se ponga para salir a la calle en plena tormenta ni un triste abriguito ni un miserable chal. Que una cosa es ser pobre y otra muy distinta morirse de frío por lucir modelito.

Bueno, y qué me decís de la cueva de la muchacha, con ese jacuzzi natural maravilloso en el que celebran una noche de bodas que, oye, ni en el Hilton.

En fin, todo como muy raro.

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