Hay dos cosas en esta película que me irritan profundamente. Me irritan tan profundamente que todo lo bueno que pudiera tener o haber tenido me lo paso por el arco del triunfo tan ricamente.
Y esas dos cosas son, por estricto orden de capacidad irritativa:
1. La cámara convulsa de Tony Scott. Aquí tenemos a otro Guy Ritchie que se ha creído que hacer cine consiste en mover la cámara como si tuviera Parkinson, grabar como si fuera esquizofrénico y volver loco al espectador, que intenta en vano seguir con la vista las delirantes tomas. Odio a estos tipos, no sé de dónde han sacado la idea de que una película tiene que tener la misma estética de un vídeo de Lady Gaga. Por diosssss, desaparecerá alguna vez esta moda insoportable sólo apta para tarados y yonkis muy perjudicados??
2. Las dos chicas de la película, la madre y la hija. De qué van estas dos prendas. Llega Denzel Washington a la casa para trabajar como guardaespaldas de la nena y de inmediato, sin casi intercambiar media palabra, la madre se echa a babear como una posesa, y la hija, una niña de diez años, empieza a portarse como una Lolita desquiciada, y ya esa misma noche le pone el nombre del guardaespaldas a su osito de peluche, el osito Chrissy, y se abraza a él para dormir con cara de haber echado veinte polvos del tirón. Pero esto qué es lo que es. Vale que Denzel es un tío guapo, alto, atlético y estiloso y vale que impresiona al primer golpe de vista, pero... joder, en la vida hay algo que se llama disimulo, pundonor, vergüenza torera... En fin, ese tipo de cosas que hacen que una no se tire al barro y se ponga a pegar gritos histéricos cada vez que ve a un tío cachas.
Y entre las dos babosas, madre e hija, y la cámara esquizoide del trastornado Scott puedo prometer y prometo que me pasé toda la película cagándome en la puta madre del director y de toda su nación.
Por qué ya no hay películas en las que la cámara se quede quietecita en su sitio, grabando, como toda la vida de Dios. O como mucho haciendo travellines, pero a la velocidad del ojo humano. Por qué ya no hay niñas en el cine que parezcan niñas y no putones en miniatura. Joder, por qué, por queeeeeé.
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