martes, 27 de mayo de 2025

El eternauta, by Bruno Stagnaro

Partamos de la base de que no he leído el cómic de Oesterheld y tampoco soy una forofa de la ciencia ficción. Si decidí ver esta serie a pesar de que el género apocalíptico no me vuelve loca es porque la protagonizaba Darín, uno de mis actores favoritos, que raramente me ha defraudado, aparte de que las críticas la ponían por las nubes.

Bueno, pues chasco máximo. Reconozco que al principio iba colando, porque además hace muy poco tuvimos la experiencia del apagón total el día aquel que de sopetón en toda la Península se fue la luz durante un montón de horas y la paranoia de una posible vida sin electricidad nos invadió un poco a todos. En fin, que el tema podía resultar atractivo a priori porque la serie parecía que iba por ahí: supervivencia en un mundo hostil, gente enloquecida matándose por un cacho pan, líderes heróicos que se juegan el pellejo por proteger a los más débiles... venga, vamos a darle una oportunidad.

Soporté tres episodios, ni uno más. Al siguiente de repente aparecen una especie de cucarachas gigantes asquerosas y ya me echaron. Yo que me esperaba ahí una lucha entre humanos mondos y lirondos desesperados por sobrevivir, de repente me encuentro con los bichos esos invadiendo las calles y me pregunto para qué coño querría nadie sobrevivir en un entorno así. Mejor que te coma una tarántula de esas y terminas de sufrir.

Si a eso le unes el ambiente oscuro, que casi no se ve un pijo, te lo tienes que imaginar casi todo aunque pegues la cara a la pantalla. Y para más inri el argentino, que para mí es un habla completamente incomprensible que debería ir siempre acompañada de subtítulos, sobre todo para los no iniciados. A mí me sacas del boludo, la concha tu madre y el pibe y es como si me estuvieran hablando en chino mandarín. Si además no les ves la boca porque van con la cara tapada no puedes ni leer los labios para pillar alguna onda. En resumidas cuentas, todo negro, sin ver un carajo, los tíos hablando en arameo, los bichos gigantes pateando la ciudad... sin enterarme ni papa y muriéndome de aburrimiento. Esa ha sido mi experiencia.

Luego me pongo a leer críticas y la gente alabando a Stagnaro y a Oesterheld como si fueran grandes genios, un  Kubrick, un Shakespeare. En fin, claramente algo me he perdido. Creo que es la primera vez que dejo de ver algo de Darín, pero claro, si es que aunque está todo el rato en la pantalla no se le ve, entre la máscara y la pantalla negra, y menos aún se le entiende. En definitiva, salvo que seas argentino esto es un desatino.