Un thriller entretenido con un tema de fondo apasionante: las snuf movies. La posibilidad de que haya personas que lleguen a un punto de abyección sádica tan grande que sean capaces de pagar por ver torturar y matar lentamente a otra persona, es algo tan escalofriante, tan al límite de la maldad humana, que por fuerza tiene que resultar interesante. Otra cosa es que, en mi opinión, se le podía haber sacado mucho más partido. La historia es muy prometedora al principio, pero termina convirtiéndose en una peli de acción más de las miles que se ruedan en Yankilandia todos los años y que pasan sin pena ni gloria.
Es una pena porque lleva buen camino cuando se adentra en la transformación del personaje protagonista, interpretado por Cage. La forma en que poco a poco se va dejando arrastrar a ese mundo oscuro de perversión, hasta que... bueno mejor que lo veais. Todo eso está muy bien planteado, pero luego se pierde en la trepidante acción, los tiros, las persecuciones, el tomate (perdón, la sangre)... En fin, que se queda en nada.
Y de lo que sí podrían haber prescindido sin problema es del hiperglucémico papel de Catherine Keener, haciendo de señora de Cage. Por favorrr, qué hartura de cielos, cariños y tequieros. Yo entiendo que se trata de establecer un contraste fuerte entre los dos mundos en los que se mueve el detective, pero vamos, que no hacía falta llegar a esos grados de empalagamiento. Con que le hubieran puesto una señora normal, con sus rulos y sus niños y un poquito de ambiente doméstico, se hubiera entendido igual pero sin llegar a esas glucosidades totalmente innecesarias. Hay ratos que dan ganas de hacer una snuf pero con la Keener.
Que es broma.
Es una pena porque lleva buen camino cuando se adentra en la transformación del personaje protagonista, interpretado por Cage. La forma en que poco a poco se va dejando arrastrar a ese mundo oscuro de perversión, hasta que... bueno mejor que lo veais. Todo eso está muy bien planteado, pero luego se pierde en la trepidante acción, los tiros, las persecuciones, el tomate (perdón, la sangre)... En fin, que se queda en nada.
Y de lo que sí podrían haber prescindido sin problema es del hiperglucémico papel de Catherine Keener, haciendo de señora de Cage. Por favorrr, qué hartura de cielos, cariños y tequieros. Yo entiendo que se trata de establecer un contraste fuerte entre los dos mundos en los que se mueve el detective, pero vamos, que no hacía falta llegar a esos grados de empalagamiento. Con que le hubieran puesto una señora normal, con sus rulos y sus niños y un poquito de ambiente doméstico, se hubiera entendido igual pero sin llegar a esas glucosidades totalmente innecesarias. Hay ratos que dan ganas de hacer una snuf pero con la Keener.
Que es broma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario